El abogado Germà Gordó, ex-conseller de la Gneralitat de Catalunya, tramitaba herencias familiares y/o acuerdos. Para ello, ante posibles disputas, la familia decidía acabar con la vida de quien dejaba la herencia. Germà Gordó les proponía una «buena muerte» para él, siendo así que contactaba con el fiscal Mena para tales servicios. Controlaban todos los posibles cabos sueltos y, finalmente, los herederos quedaban contentos tras asesinar al familiar que dejaba su herencia.